miércoles, junio 20, 2012

Cuando los ricos pusieron de moda la desnutrición...


La empresa "Despertemos Guatemala 2012", que se autodenomina "movimiento" en su propia visibilización ante los medios que aplauden toda iniciativa que venga del sector privado, se lanza a una tercera fase de la campaña "Tengo Algo que Dar". El punto de partida es, en compañía de las nuevas autoridades de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN), darle un giro de atracción y movilización de los jóvenes de clase media y alta especialmente, ante el problema de la desnutrición crónica en Guatemala. Con el afán de "darles un motivo para hacer algo", o para que sientan que "dan algo". Ante esto, cabe decir que la juventud guatemalteca urbana y de clase media, es un fiel reflejo de una sociedad que promueve y apoya a los grupos hegemónicos, ellos aspiran los mismos "ideales", ellos quieren "ser como esos grandes señores exitosos", apuntan a alabar a los grupos de la oligarquía nacional (aunque no les identifiquen como tales) que se oponen a cualquier cambio que genere igualdad de oportunidades para el resto de la población. La riqueza es de ellos y no se discute. Para ello, colocan a sus propios presidentes y diputados, para garantizar que las cosas se mantengan igual. Eso sí, saben manejar de manera efectiva su propaganda, haciendo que el resto de la población (especialmente de clase media) asuman como propios sus ideales e intereses. 

Así, mientras más aliados tengan, se garantiza que esto nuca va a cambiar. Sin embargo, hay que darle a estos fieles seguidores, motivos para sentir que "están dando algo", que "están haciendo algo" frente a una realidad de inequidad y pobreza que ya no se puede esconder más: basta saber que la mitad de los niños y las niñas de Guatemala están desnutridos crónicos. Ese parece ser un buen gancho para seguir adormeciendo a la juventud: enfocarse en acciones aisladas, superficiales y sobre todo, que no toquen el fondo real del problema de la desnutrición: la desigual distribución de la riqueza en un país con una tremenda capacidad para producir alimentos, pero que precisamente esas tierras tan productivas se usan para cultivos de exportación y no para producir alimentos. Pero, eso no hay que abordarlo desde la perspectiva de la oligarquía. Para ello, mejor se crean empresas como "Despertemos Guatemala 2012", para orientar esas ganas de cambiar las cosas a estrategias que sigan manteniendo el mismo estado de la situación: hacer algo que no signifique un verdadero cambio: ir a visitar a las familias que sufren de desnutrición en el área rural, al estilo del rey que visita a sus lacayos para mostrarles compasión, convivir un rato y tomarse fotos para subirlas al Facebook mostrando que "estamos haciendo algo". Regresar con la idea de haberse "concientizado" del problema... 

Unas semanas después, siguiendo con el plan de la campaña, se presentan "soluciones" al problema, al estilo catálogos de compra, con el fin de que el consumidor, es decir, el "voluntario" las conozca y seleccione las que le parecen mejores. Así, dirán los directores de estas estrategias de adormecimiento, los jóvenes siguen sintiendo que "están dando algo", sin tocar soluciones profundas, de esas que no se encuentran en una "feria de soluciones" estilo mercado, de esas que hablan de un verdadero cambio estructural que permita el acceso a los recursos para producir los alimentos.

Finalmente, se pasa un siguiente paso: pedir que los ciudadanos den dinero para atender el problema de la desnutrición ("la cooperacha nacional"), asunto que primordialmente es responsabilidad ineludible del Estado y en este caso, de un gobierno que, a pesar de responder a los intereses de quienes no quieren soluciones profundas, debería asumir su compromiso con los más pobres. La estrategia sigue siendo ocultar el papel y la responsabilidad del Estado (típico del Neoliberalismo al estilo guatemalteco), dejarle el trabajo a los ciudadanos, especialmente a aquellos que han sido "concientizados" por la iniciativa privada.

Desde la comunicación, no cabe duda que se sigue poniendo de manifiesto el poder de los grupos hegemónicos en imponer su ideología de forma sutil (no por la coacción), en el resto de la sociedad, haciendo que los jóvenes, en este caso, calmen su propia conciencia, construyendo una realidad de soluciones ficticias, pero fieles al modelo de desigualdad que impera en el país. Eso sí, todos estarán felices por ponerse una camiseta que dice: "Tengo algo que dar" o "a mí ya no me pela", son frases muy llamativas, muy de moda, para la moda que ha puesto hoy en día la iniciativa privada: la desnutrición.