martes, agosto 04, 2009

Racismo y comunicación


¿Cuánto ha cambiado el discurso?
Arriba vemos el texto de Carlos Samayora Chinchilla en el diario El Imparcial del 25 de enero de 1937.



Por Cristian Ozaeta


El Observatorio Racismo en los Medios organizó el seminario internacional “Hacia la construcción de un espacio público incluyente”, el cual contó con la participación de distintas personalidades académicas nacionales e internacionales, directores de medios de información; así como un público diverso, entre estudiantes de ciencias de la comunicación, activistas, investigadores, comunicadores sociales, etc.


La primera impresión personal que me queda, es que el estudio de los discursos racistas en los medios informativos es de suma importancia por poner al desnudo un ideario discriminatorio y neocolonial más profundo y menos evidente en la cotidianidad. Sin embargo debe ser visto como un primer paso para la investigación y el análisis del racismo y la comunicación. Esto para no caer en la tradicional costumbre de confundir medios con comunicación. El tema da para mucho más.


Otra impresión, es que tanto dueños como directores de medios, le dan una lectura al problema del racismo, muy propia del grupo en el que se enmarcan, es decir, empresarial, ladino, urbano, en suma: parte del status quo. Por ejemplo, no se ven así mismos como racistas o como cajas de resonancia del racismo, más bien se identifican como parte de la sociedad que promueve la igualdad y la no discriminación, ya que (de acuerdo a lo que manifestaron), en sus “políticas de empleo” no existe discriminación alguna, que en sus oficinas, talleres y salas de redacción había espacio tanto para indígenas como para no indígenas. También se vanagloriaron al mencionar que hasta habían llegado el extremo, en pos de la igualdad y la participación multicultural, de llevar a cabo “experimentos” en el ejercicio periodístico, como contar con una reportera indígena, contratar corresponsales locales en las comunidades mayas que hablasen el idioma local y otros esfuerzos similares. Es decir, el racismo se mide en función de si “les permito o no”, entrar a “mi espacio”, si les doy o no empleo, si les dejo hablar o no en mi medio. Esta postura da para comentar muchísimo.


Otra impresión que me deja el seminario es que, todo lo teórico que explique el racismo y su construcción histórica, tiene su cuna en Marta Elena Casáuz Arzú y lo demás es complemento o referencia. Una de las mejores presentaciones fue la investigación en curso de Matilde González (FLACSO), quien por medio del estudio de cartas cartográficas de varios períodos históricos, cartas comerciales y otras fuentes relacionadas al “café” en el departamento de Huehuetenango, nos lleva a preliminares conclusiones novedosas. Por ejemplo, es sabido que el país como lo conocemos hoy en día, fue inventado por los liberales desde el siglo XIX; que estos progresistas hombres impulsaron una economía de monocultivo: el café; que impulsaron la industria agroexportadora con grandes incentivos para familias exclusivas (mano de obra barata o gratis, exenciones de impuestos hasta por diez años en adelante, otorgamiento de tierras expropiadas, etc.); que la relación entre criollo-mestizo-finquero-cafetalero-oligarca versus mestizo-indígena-campesino-obrero se fundó sobre la racista imagen del uno sobre el otro; pero de lo que no se habla tanto del papel del otro sujeto: el europeo-blanco-finquero-exportador quien poseía el capital, el conocimiento y la llave de la industria cafetalera. Éste vino como técnico a explicarles a los criollos-finqueros la manera de hacer las cosas, ya que sólo sabían de explotar, pero no de negociar (eran feudales, no capitalistas). Con el tiempo este tercer sujeto agarró las riendas del “progreso”, le compró las fincas a los militares liberales, le inyectaron capital y se constituyeron en los dueños, relegando a los criollos-mestizos a ser los intermediarios con los campesinos. Éste tercer sujeto se reía de la “blancura” de los criollos-mestizos, pero sabía explotar sus diferencias con los mestizos-indígenas-campesinos, para su propio provecho. Al tercer sujeto hace falta mucho por definirlo, esperamos con ansias la conclusión del estudio de Matilde.


Otros blogs relacionados: Bitácora memoriosa: Medios Masivos y Racismo.

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