viernes, septiembre 25, 2009

Comunicación para la Nutrición




(Tomado de cecode.org)


Mientras el mundo se lamenta y cuida las heridas de la “crisis financiera” global, en Guatemala nos topamos nuevamente con un problema que no por recurrente, deja de ser grave: el estado de desnutrición crónica y aguda de cientos de miles de niños y niñas.


El problema es claramente multicausal y con orígenes históricos que se remontan a los años de colonia y posterior criollisación del país. La falta de tierras cultivables en manos de los campesinos, la falta de desarrollo agrícola, el marcado cambio climático y calentamiento global, la acentuada ausencia de educación, el poco acceso a los servicios de salud, las barreras culturales, la idiosincrasia particular de sectas cristianas que prohíben ciertas prácticas del cuidado de la salud, las promesas sin fundamento de gobernantes sin programa, la nula visión política de desarrollo rural y de largo plazo, sostenible, y un largísimo etcétera; todas son causas y explicaciones valederas de cómo hemos llegado a esta situación.


“Según el estudio Alza de Precios, Mercados e Inseguridad Alimentaria y Nutricional en Centroamérica, realizado el PMA, en un período de 18 meses, finales del 2006 y principios del 2008, el número de pobres se incrementó en casi un millón a raíz del aumento de precios de los alimentos.


En Guatemala, surgieron 229 mil nuevos pobres, incrementándose también el grupo de personas viviendo en extrema pobreza.


Las últimas cifras disponibles indicaban que Guatemala había reducido la pobreza de un 56% en el 2000 a un 51% en el 2006 y la pobreza extrema de un 15.7% a un 15.2% en el mismo período.

Para el 2004, el PMA y la CEPAL calculó que el impacto económico de la desnutrición global en Guatemala era de 3.128 millones de dólares, representando un 11.40% del PIB.


En 15 años, de 1987 al 2002, Guatemala redujo la desnutrición crónica apenas del 57.9% al 49.3%.


En mayo del 2008, el Gobierno de Guatemala impulsó un plan de atención coyuntural ante la situación de inseguridad alimentaria y nutricional, con énfasis en 45 municipios priorizados”.


Y esas han sido las respuestas institucionales: “coyunturales”. Hoy en día volvemos a vivir de nuevo uno de esos períodos de campañas de recolección de alimentos, efusivos discursos en demanda de atención a los desnutridos, acaloradas acusaciones a los políticos y sobre todo a los gobernantes por la situación de hambruna, en suma: un hervidero de campaña política pre-electoral sirviéndose de un problema gravísimo.


Previo al “Bum” de esta nueva crisis alimentaria, el Centro de Comunicación para el Desarrollo había diseñado junto al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), un proyecto que demostrará la forma en que, por medio de un proceso bien estructurado de comunicación, participativo desde su inicio con las organizaciones locales municipales y enfocado en la educación; es posible el combate a la desnutrición de niños y niñas menores de 36 meses de edad, por medio del efectivo y afectivo cuidado tanto de madres y padres, como de autoridades y líderes de las comunidades.


El Proyecto Demostrativo 36 Cero Desnutrición ha dado inicio en municipios de los departamentos de Chiquimula y Totonicapán. Pronto continuaremos publicando más información al respecto. Les invitamos a visitar: Proyecto de Comunicación 36 CERO DESNUTRICIÓN



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