Así como entendemos que el desarrollo pasa inevitablemente por el camino del respeto y cumplimiento de los derechos humanos de todos y todas; también comprendemos que el avance de las sociedades no se puede lograr aumentando la zarza de la impunidad, procreadora de la injusticia que nos corroe como pueblo guatemalteco.
Lamentamos profundamente la decisión del Dr. Carlos Castresana de renunciar a su cargo como Comisionado de la CICIG, especialmente en la circunstancias en que esta dimisión se da, porque entendemos que el gozo del criminal, es la pena de los justos. Y sin embargo, a nosotros nos queda seguir luchando, porque la claudicación de las causas nobles, simplemente no es admisible cuando los hogares aún están llenos de desesperanza.
Insistimos en el diálogo como única comunicación posible para la resolución de los conflictos y nos parece vergonzante que nuevamente nos hallemos en una guerra no de ideas, sino de arengas entre distintos grupos y representantes, que únicamente logran polarizar las posiciones y cegar las decisiones.
Los medios de información nuevamente han sido utilizados como pedestales de ignominias y no como canales de acercamiento, situación acentuada por las obvias y penosas campañas politiqueras con fines electorales que desde ya empañan el espacio público. ¿Cuándo los micrófonos dejarán de ser armas de ataque y se convertirán en amplificadores de ideas constructivas? La respuesta parece recaer en relación a la construcción de nuevos ciudadanos y cuidadanas, sin dogmas ni fanatismos.
Consideramos que las acusaciones en contra de la máxima autoridad del Ministerio Público, deben ser tomadas en cuenta y que no caigan en saco roto, como ha sucedido en anteriores querellas similares; hacemos un llamado al gobierno para que fuera de declararse bajo cualquier etiqueta ideológica, se ajuste a principios universales como la justicia y la honradez; a las instituciones que continúen en la lucha y al pueblo en general que éste sea un llamado para despertar la conciencia y el compromiso de que esto sólo cambia, si nosotros cambiamos.
Reiteramos nuestra invitación por construir una sociedad basada en el diálogo entre ciudadanos y ciudadanas, donde las autoridades sean garantes del ejercicio de todos nuestros derechos de manera plena, lo cual incluye romper con el círculo de la impunidad, sólo así podemos hablar de un desarrollo para Guatemala.
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