martes, mayo 19, 2009

Guatemala: entre el populismo y la oligarquía




Lo que hoy sucede en Guatemala tiene mucho que ver con el papel de la comunicación. Mucho se ha dicho de la falta de propuestas teóricas y metodológicas desde este pequeño país en el ámbito comunicacional. Esto, resultado de las difíciles condiciones para hacer investigación. Sin embargo, Guatemala es un rico campo de observación cuando se quiere comprender el papel de la comunicación en las sociedades en desarrollo:

1) La plena vigencia de una comunicación hegemónica:
Tampoco cabe ninguna duda que quienes tiene el poder económico/político también poseen la propiedad de los medios masivos de difusión. La oligarquía maneja casi la totalidad de emisoras de radio y medios impresos, así como uno de los canales de televisión por cable. Si usted revisa los mensajes que circulan a partir de la crisis del caso Rosenberg notará una uniformidad en el abordaje del tema: la plena condena a este crimen, el veredicto de “culpable” a los implicados y la exigencia de la renuncia del presidente. Además, la minimización de las muestras de respaldo (acarreados o no) de seguidores del presidente y la exaltación de las muestras de rechazo al mismo. Existe claramente una comunicación hegemónica, de los grupos oligárquicos que impone la agenda de la prensa impresa y radial.

2) Por otro lado, existen los privilegios en asignación de frecuencias de radio y televisión que mantienen un monopolio de los canales de televisión abierta (propiedad de Ángel González) y gran parte de emisoras de radio. Esto permite que en alianza con este propietario, cada grupo de poder establezca acuerdos para un manejo de la comunicación de acuerdo a sus propios intereses. Lo cual se ve reflejado en ocultamiento de la realidad o manipulación de la misma según el grupo que se encuentre gobernando (la capital o el país).

3) La plena vigencia de un modelo propagandístico al pleno estilo de los gobiernos populistas: No se trata de un a comunicación antihegemónica ni nada por el estilo, se trata de una comunicación convertida en propaganda dirigida desde el gobierno central. Y como en toda propaganda, lo importante es vender la idea, la deas de un “gobierno de los pobres”, con ciertas estrategias de persuasión y a veces, de mentira (recordemos que la mentira puede darse por no decir toda la verdad, ocultar algunos aspectos de la misma o modificarlos con tal de lograr el fin). Nada más falso que la premisa de “gobierno de los pobres”, dado que el único argumento es la entrega de dinero a las familias de escasos recursos. Si pensamos que esto la hacen también gobiernos de la oligarquía en otros países, no nos convence el argumento de estar al lado de los pobres. Si en realidad fuese un “gobierno de los pobres” las medidas serían de cambios estructurales: ¿por qué no aceptar la propuesta de una reforma agraria integral que ha presentado la Plataforma Agraria hace años a cada gobierno que llega al poder? ¿Por qué no cambiar la forma de asignación de frecuencias de radio y televisión permitiendo a los pobres tener derecho a su uso de forma comunitaria (ahí están las iniciativas de ley durmiendo en el Congreso y más bien se persigue a los pobres que usan las frecuencias existentes)? ¿Por qué no hacer una reforma fiscal de verdad en la que paguen más quienes ganan más (no a medias como la actual)? ¿Por qué el partido de gobierno apoyó plenamente la firma del TLC con Estados Unidos (dañando a los pequeños productores agrícolas, que también son pobres)? Revisando todas las acciones de este gobierno no cabe duda que se trata de un populismo bastante básico, apoyado por populistas de otros países como el presidente Chávez de Venezuela. La comunicación acá entonces, es pura propaganda.

4) Una sociedad incomunicada: Esto es lo peor que podría suceder, especialmente cuando se combina con los tres aspectos anteriores: incomunicación + comunicación hegemónica de la oligarquía + monopolio de medios a favor de grupos de poder + un gobierno populista que maneja la propaganda. La sociedad guatemalteca está fragmentada, dividida, confundida más aún cuando no existen canales de comunicación que le permitan hablar desde sí misma, pocas son las iniciativas de comunicación antihegemónica y comunitaria. Mientras que las que existen son perseguidas penalmente (como el caso de las radios comunitarias). Estamos sometidos a mensajes de propaganda populista o de exaltación de los intereses de los grupos económicos, son ellos quienes sí tienen los medios para hacerse escuchar. Ante esto, hace falta generar procesos de fortalecimiento de la capacidad crítica: no tragarse los mensajes ni de un grupo ni del otro, pero además, hace falta generar una comunicación desde el pueblo, que nos permita escucharnos entre nosotros (no a los de arriba), para que ellos nos lleve al cambio social que necesita Guatemala.

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