lunes, julio 06, 2009

De la Guerra del Golfo, al Golpe de Estado en Honduras


Por Cristian Ozaeta


Desde la Guerra del Golfo en donde gracias a la tecnología (y a los contratos entre las grandes corporaciones de noticias y la industria militar), hemos presenciado en vivo las acciones bélicas de los conflictos armados en el mundo, y pocas cosas han cambiado respecto a las políticas de los medios con el “qué” presentar y “qué lenguaje” utilizar.


Las grandes cadenas, dependiendo del país en conflicto de turno, no editan pero sí eligen qué acontecimientos transmitir y cuáles no. En qué contexto presentarlos y qué declaraciones de soporte otorgar, por parte de analistas, para explicar lo transmitido en vivo.


En el golpe de Estado de Honduras, la lógica mediática e ideológica nos marcaba un escenario local así: medios de mucho alcance, con base en las grandes ciudades y pertenecientes al doméstico capital privado oligárquico, transmitiendo los hechos desde la visión del grupo golpista y sus bandas paralelas de apoyo (es decir los mismos empresarios perpetradores del golpe). Y medios más alternativos, mucho menos poderosos y casi clandestinos, que con las herramientas que hoy en día permiten la tecnología del bajo costo, transmitiendo una visión de los hechos sin compromisos contractuales con el empresariado.


Ahora bien, en el plano de las cadenas internacionales se planteaba un escenario más interesante. Vamos a hablar de las cadenas noticiosas de televisión. Por un lado, era obvia la posición que jugaría TeleSur respecto al golpe, sus responsables y lo que ello significaría a nivel latinoamericano, sobre todo, desde que el presidente Zelaya se identificara plenamente con las propuestas políticas del Sur (Petrocaribe, ALBA, etc.). Y por el otro lado, y ahí la pregunta del millón, ¿qué posición jugaría CNN? Porque por una parte su discurso oficial siempre ha estado matizado con slogans de democracia y libertad (y en defensa de los sistemas occidentales de organización, como la OTAN, la OEA y en parte la ONU); pero por el otro, ha sido uno de los más conspicuos voceros del “pensamiento Miami” para Latinoamérica, y en ello reside una defensa natural a los grupúsculos oligárquicos locales de cada país.


En un principio el lenguaje de sus –guapas- presentadoras y el contenido de sus notas y reportajes, era bastante tajante respecto a la condena contra el golpe militar. Pero luego, con forme los hechos se fueron desarrollando (y quizás algún jalón de oreja por aquí o por allá), mesuraron su postura y se dirigieron a una más neutral y complaciente. Le dejaron de llamar únicamente “presidente” a Zelaya y le agregaron un “depuesto presidente”; dejaron de nombrar “gobierno de facto” a Micheleti y sus 40 ladrones, y le llamaron “nuevo gobierno”; así mismo “Golpe de Estado” ya no fue el titular de sus anuncios, sino “Crisis Política”. No es que encuentre en su estrategia un punto medio, parecido éste a la búsqueda de la objetividad; más bien es que se encuentran en la disyuntiva de que no pueden avalar un rompimiento del orden constitucional por parte de militares, al estilo de los 80’s, peo tampoco pueden presentarse como defensores de alguien como Zelaya, con claros nexos con Chávez, quien para esta cadena y sus amigos, es lo más parecido al diablo de sus abuelas.


Por su parte, TeleSur tendría que diseñar una estrategia (preconcebida o pragmática) de no relacionar tanto al presidente Zelaya y los hechos ocurridos en Honduras, con los nombres de Hugo Chávez, Daniel Ortega u otro de los cercanos “bolivarianos”, porque ello podría de alguna manera, ir en desmedro de la hermética opinión internacional que ha condenado enérgicamente el golpe. Lo cual también ha de pertenecer a una estratagema política, donde ni el presidente venezolano, ni el boliviano y ni siquiera el nicaragüense (los rostros más emblemáticos de la postura bolivariana del socialismo del Siglo XXI), han tomado un papel exageradamente protagónico, pero sí se han dejado sentir.


Para todos los estudiantes de la comunicación (considero que siempre se es estudiante), este es un buen ejercicio para analizar de qué manera una misma sucesión de hechos, es presentada de muy distintas maneras dependiendo de varios factores, tanto intrínsecos, como externos a la comunicación per se. Este análisis no solo puede darse desde la visión del abordaje, sino desde la transcendencia ideológica-política, o desde la propia forma de “hacer” la noticia y sus percepciones generadas. Las piezas están en movimiento y como es usual, el pueblo ya está pagando con sangre: dos muertos y decenas de heridos el día de ayer domingo, al ser fuertemente reprimida una manifestación pacífica de miles de ciudadanos hondureños, que llegaron al aeropuerto capitalino para recibir al presidente Zelaya.


Me parece que a través del análisis del discurso y contenido de los medios, es posible esbozar las estrategias de los grupos ideológicos en pugna. “Nada es, sino como te lo cuentan que fue”.

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